Mi adaptación podría estar
destinada para niños de 3º y 4º de Primaria
EL HOMBRE DE LA PIEL DE OSO
Hace muchos años, había un joven
llamado Martín que regresó de la guerra. Tenía apenas 20 años y era el hijo
pequeño de una familia pobre con dos hermanos mayores. Había pensado que
luchando en el frente, conseguiría dinero y ayudaría a su familia a vivir mucho
mejor. Pero la guerra acabó y aunque había luchado valientemente y todos
conocían su valor, regresó a su casa tan solo con su fusil y su uniforme de
militar destrozado.
Cuando llegó a su casa, se
encontró que sus padres habían muerto y que sus hermanos se habían quedado con
la casa y no podían acogerlo porque ambos habían creado una familia y no tenían
sitio para que se quedara.
Después de toda la tristeza
de la pérdida de sus padres y que sus hermanos no podían acogerle, le tocó
buscarse la vida. Fue por distintos sitios en busca de trabajo pero no obtuvo
nada pues, no había realizado ningún oficio y nadie quería darle una
oportunidad.
Cansado de esta situación,
un día llegó a un pueblo abandonado en el que no había nada. Las calles estaban
llenas de escombros. Martín pensó que seguramente el pueblo habría sufrido
algún tipo de catástrofe que habría acabado con ese lugar. Anduvo durante un
rato observando lo que quedaba del pueblo. Cuando llegó a la plaza, se acercó a
una fuente para beber agua, pero la fuente estaba vacía por lo que decidió
sentarse en ella para descansar y ver que hacía con su vida. De repente a lo
lejos vio a un hombre que parecía de edad avanzada vestido de verde. Sus ropas
debían de ser caras porque brillaban y cuando estuvo lo suficientemente cerca,
se dio cuenta que era un hombre anciano con una barba muy larga y blanca. Se
acercó a él y le preguntó que hacía en
ese lugar y si necesitaba ayuda a lo que Martín respondió que depende de la
ayuda que le ofreciera y lo que le iba a costar esa ayuda. El anciano le
respondió que no le costaría nada. Le ofrecería ser el hombre más rico del
mundo sin nada a cambio
Pero Martín, que no se fiaba
mucho del anciano le pidió unas condiciones para que le diera lo que le
prometía, a lo que el anciano le contestó que antes de darle lo que le estaba
ofreciendo tenía que comprobar si era un cobarde o no. Martín respondió que él
había sido soldado y por ello no podía ser cobarde
Una vez escuchado esto, el
anciano le pidió a Martín que se diera la vuelta. De repente detrás de él, se
encontró a un oso enorme que se estaba abalanzando sobre el, por lo que cogió
el fusil y le disparó al pecho y el oso cayó muerto.
Cuando el hechicero comprobó
que no era un cobarde le dio las condiciones para sellar el trato. El anciano
era Peares, el hechicero más poderoso de esas tierras y le gustaba ofrecer
cosas a las personas que no tenían ningún tipo de poderes para ver cómo
respondían y le ofreció a Martín todo tipo de riquezas a cambio de que este
fuera su esclavo.
Cuando Martín oyó eso le
preguntó que tenía que hacer para dejar de ser su esclavo. Peares, sonrió y le
dijo que todo dependía de lo valeroso que fuera y que si era capaz de vencerle
no tendría que ser su esclavo. El joven le pidió las condiciones antes de
sellar el trato
El anciano le empezó a dar
las condiciones diciéndole que le iba a entregar las ropas que llevaba puestas. El traje era
mágico, cada vez que metiera la mano en el bolsillo sacaría puñados de monedas
de oro y lo podría usar las veces que quisiera.
Martín le preguntó que tenía
que hacer a cambio. Peares le contestó que no tenía que hacer nada a cambio,
simplemente tenía que vivir durante siete años en las condiciones que él le
impusiera. Durante esos siete años debería de llevar puesta esa ropa, debería
ponerse la capa que él quiera, no podría ni lavarte, ni cortarse el pelo ni las
uñas, ni cambiarse de ropa, ni tampoco podría rezar.
El joven se quedó pensando
que tenía fuerza y fe suficiente para estar siete años viviendo en esas
condiciones por lo que aceptó el acuerdo con el poderoso hechicero. El
hechicero se quitó las ropas y se las entregó al joven. Lo primero que hizo el
joven fue meter la mano en el bolsillo para comprobar si sacaba oro de él y así
fue, saco un montón de monedas de oro. Después el poderoso hechicero le entregó
la capa que era la piel del oso que había matado antes. El joven aceptó el
trato. Si durante esos siete años el joven moría, el hechicero le reviviría con
magia negra y le haría su esclavo, si al final de esos siete años continuaba
vivo el hechicero le daría toda la riqueza que hubiera acumulado durante esos siete
años y desaparecería de su vida para siempre. Ambos quedaron en que una vez
pasaran los siete años se encontrarían en el mismo lugar en el que estaban en
ese mismo momento.
Una vez que el hechicero se
marchó, Martín empezó a pensar que haría con tanto dinero y comenzó su
andadura. Lo primero que hizo fue comprarse una casa e iba guardando dinero
para cuando pasaran los siete años.
Durante los primeros días se
dedicó a la buena vida, a tener comida, a dormir en camas lujosas, a beber,
etc. La gente lo veía como un hombre
rico con mucho dinero para gastar. Pero según iba pasando el tiempo tanto el
aspecto como la falta de higiene hizo que la gente se alejara de él. Empezó a
tener muchos problemas porque la gente no le aceptaba y decidió cambiar de
táctica. Se dedicó a ayudar a la gente que lo necesitaba, les daba dinero pero a
cambio les pedía que comprara comida para los dos, puesto que no le dejaban
entrar a ningún lado por el olor y que rezara a Dios por su salvación, por su
perdón y porque se mantuviera vivo durante esos siete años.
Así fueron pasando, los
meses, fueron pasando los años y cuando habían pasado cuatro años el hombre de
la piel de oso era una verdadera bestia lleno de pelo, sucio, maloliente y además,
como no le dejaban dormir en ningún sitio, tenía que dormir en el suelo. Ya
apenas nadie se acercaba a él pero Martín continuaba ayudando a la gente, aunque
muchas veces era desde lejos.
Un día estaba durmiendo
detrás de un pajar donde le habían dejado pasar la noche. De repente oyó un
llanto, se asomó y vio a un hombre mayor apoyado en el pajar llorando muy
bajito. Le preguntó que le pasaba a lo que el hombre contestó que había pedido
un préstamo que ahora le reclamaban y que como no tenía dinero tenía que dar su
casa a cambio, pero tenía tres hijas que aún estaban sin casar y que lo más
probable es que lo mataran y sus hijas se quedaran solas. El hombre de la piel
de oso le dio todo el dinero necesario para pagar la deuda. El hombre lo abrazó
y estaba tan agradecido le ofreció que se podía casar con una de sus tres hijas
y lo invitó a su casa.
Martín no tenía pensado el casarse
pero quería un lugar caliente donde dormir y comer y si además, encontraba una
esposa que lo quisiera mejor, así pues se fue con el anciano. Cuando llegaron a
la casa se encontró con dos de las hijas que eran muy guapas pero a la vez un
poco tontas. Como buenas hijas prepararon la habitación para su huésped pero hablaron
con su padre y le dijeron que como podía haberlo traído a su casa que parecía
un monstruo, que podía estar enfermo, etc. pero el padre les contestó que les
había pagado la deuda y que se portaran bien con él aunque ellas no hacían más
que reírse de él. Pero Irene, la hija más pequeña y la más hermosa de las tres
no miraba su aspecto físico, sino que lo miraba a los ojos y en ellos vio mucha
bondad.
Durante los días en los que
el hombre con la piel de oso estuvo allí, los dos jóvenes se conocieron y se
enamoraron. Él no hacía más que decirle que en cuanto pasaran tres años las
cosas cambiarían aunque nunca le contó cómo había llegado a esa situación,
simplemente le dijo que había hecho una promesa.
Cuando Martín se fue para
seguir su camino, Irene le dijo a su padre que ella aceptaba casarse con el
hombre de la piel de oso. Martín se puso muy contento, pues él también se había
enamorado de la chica. Cogió uno de los anillos que llevaba puesto y le puso
una cuerda para que Irene se lo pudiera colgar del cuello, después cogió otro
anillo e hizo lo mismo y se lo colgó el de su cuello y la dijo que la esperara
durante tres años más. Si no volvía es que había muerto y era libre para hacer
lo que quisiera, si volvía y lo reconocía se casarían.
El hombre de la piel de oso
continuó ayudando a la gente y pidiéndoles que rezaran por su alma.
Cuando pasaron los tres años
que faltaban, el hombre de la piel de oso volvió al mismo lugar donde siete
años atrás, se había encontrado con el hechicero y se sentó a esperarle. Cuando
este llegó estaba bastante enfadado y le pidió sus ropas pero antes Martín le
pidió que le devolviera su aspecto. Le desapareció la barba, las uñas largas, el
pelo largo, volvió a ser el mismo pero siete años más envejecido pero más
fuerte y apuesto. El joven le dijo que ya no se volverían a ver a lo que el hechicero
le respondió que no.
Nada más recuperar su
aspecto fue a su casa a ver si su dinero seguía allí, se compró ropas nuevas y
lujosas, un caballo y una carroza y se fue buscar a su enamorada. Cuando llegó
a casa de Irene pidió posada para poder dormir allí. A la hora de la cena las dos hermanas mayores
se vistieron muy guapas para ver quien se quedaría con él pero Irene estaba cabizbaja
y vestida de negro. Cuando ella se levantó a recoger la mesa, Martín dejo su
anillo en el vaso de la chica y cuando fue a beber lo vio, entonces le miró a
los ojos y se dio cuenta que era la
misma mirada que el hombre de piel de oso. Ambos se abrazaron y se besaron. Las
hermanas muertas de la envidia abandonaron la casa.
El día de la boda de los
jóvenes llamaron a la puerta de la casa del anciano. Martín la abrió y para su
sorpresa allí estaba Peares, el joven le preguntó que hacía allí pues no tenían
nada más que hablar. Peares le contestó que había perdido a un esclavo pero
había ganado dos. Martín no entendía nada y el hechicero le explicó que fue en
busca de las hermanas y accedieron a sus condiciones. Pero la avaricia pudo con
ellas y no cumplieron el trato con el hechicero por lo que ambas se
convirtieron en sus esclavas.
CONCLUSIÓN
Los cambios que he realizado
en la historia no son muchos. Primero he puesto nombre a los protagonistas
porque pienso que así será mucho más sencillo para los niños de seguir con la
historia y no perderse. Otro cambio realizado es el demonio por el hechicero
porque bajo mi punto de vista los niños están más acostumbrados a oir más a los
hechiceros por las novelas fantásticas que el demonio. El tercer cambio
realizado es que los hermanos no le quieren acoger porque pensaban que estaba
muerto (como ocurre en cuento original),
sino que no tenían sitio para acogerle, este cambio lo he realizado porque bajo
mi punto de vista, los niños no creen que los hermanos puedan hacer eso. El
cuarto cambio que he realizado es el lugar en el que se encuentran Martín y el
hechicero, he cambiado el desierto por un pueblo abandonado porque considero
que es más fácil encontrar un pueblo devastado por la guerra que un desierto. El
último cambio que he realizado es el suicidio de las dos hermanas porque pienso
que es muy fuerte para los niño, también he explicado porque el hechicero dice
que ha ganado dos almas porque bajo mi punto de vista, los niños no entenderían
bien ese final.
He mantenido el
planteamiento, nudo y desenlace como en el cuento original. Respecto a la
psicología evolutiva los niños a los que he pensado con la adaptación del
cuento a estas edades está centrado en las operaciones concretas en las que han
dejado a un lado el egocentrismo y se pueden ver reflejados con el protagonista
en el momento en el que comienza a ayudar a los demás.
WEBGRAFÍA
cmapserver.unavarra.es/rid=1198059619069_301899477.../piaget.doc
Perfecto.
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